¿Qué hace que un slogan sea exitoso? ¿Cómo hacer un slogan de marca?
Todos hemos memorizado en alguna ocasión alguna frase pegadiza de alguna compañía, muchas veces casi sin darnos cuenta y sin ser prácticamente conscientes de lo que estábamos haciendo. Muchas de esas frases se han integrado incluso en el lenguaje popular y se han convertido en latiguillos que empleamos una y otra vez en nuestras conversaciones, prácticamente también de manera inconsciente y sin darnos realmente cuenta de que son parte de una campaña publicitaria, la campaña que en su momento intentó posicionar una marca de algún producto (y que claramente lo logró). Y, aunque puede que en los últimos tiempos resulte un poco más difícil conseguir que los consumidores memoricen los eslóganes de las marcas, lo cierto es que el eslogan ha tenido una larga vida, sigue siendo bastante efectivo y es una de las herramientas que las marcas no deben perder nunca de vista a la hora de hacer su estrategia.
Es breve:
La idea es muy fácil de comprender en el mundo de los hashtags y las redes sociales. ¿Cómo son los hashtags y por qué pegan? Los que triunfan son cortos, simples y el internauta tiene rápidamente claro qué es y cómo es. Lo mismo ocurre con los eslóganes de éxito. Son cortos, son pegadizos y, sobre todo, son fáciles de recordar, como el estribillo de una canción de éxito. Las marcas no pueden esperar que los consumidores hagan un esfuerzo sobrehumano para memorizar lo que tienen que decirles: no son escolares intentando recordar la lista de las provincias de alguna comunidad autónoma de gran tamaño. Tiene que ser un trabajo fácil. El Just do it de Nike es un ejemplo: es corto, es pegadizo y es memorable.
Tiene que incentivar al cliente:
Poco importa que algo resulte muy pegadizo y que conecte con la audiencia si la marca no saca nada de ello. El eslogan es una parte más de la estrategia de marketing de la marca, lo que implica que necesariamente tiene que servir para que el consumidor consiga sentirse más atraído por ella. En definitiva: el eslogan tiene que funcionar para empujar al consumidor en brazos de la marca y para hacer que este consuma ese producto. Igualmente, en este proceso de compra e incentivo, las cosas tienen que tener un aire positivo. Tienen que evocar los elementos positivos asociados al proceso de consumo de ese producto y de la marca en cuestión. No hay más que pensar en el ‘Porque yo lo valgo’ de L’Oreal. Es pegadizo y, además, invita a comprar más productos de cosmética.
Es diferenciador:
El eslogan de la marca tiene que ser, por supuesto, distinto al de la competencia. No debe resonar a algo conocido, ya que lo que único que podría conseguir con ello es crear un caos para los consumidores y hacer que el eslogan propio se mezclase con los eslóganes de los otros. Tiene que ser algo completamente separado y completamente diferenciado. Pero, además, el eslogan tiene que servir no solo para separarse de los demás a través de las palabras: tiene que funcionar como un elemento para hacer que los consumidores vean lo que tiene de diferente la marca.